Las personas aprendemos por imitación. A lo largo de nuestra infancia, adolescencia y vida adulta, aquellos que están en nuestro entorno social nos sirven como modelos de conducta, y es a quienes de forma consciente o inconsciente, observamos y emulamos. Esto es lo que dice, en gran medida, la teoría del aprendizaje social de Albert Bandura.
Ante la situación de miedo e incertidumbre que provoca la tesitura sanitaria actual ¿cómo podemos poner en práctica esta técnica para la adaptación y afrontamiento en nuestra vida diaria, con nuestros hijos e hijas? Ni más ni menos que pasando a la acción, afrontando los miedos con reflexión y medidas de prevención adecuadas y reguladas, siendo modelos conductuales a imitar por nuestros hijos e hijas ante las nuevas situaciones, encontrando espacios de diálogo donde poder hablar de los temas que les preocupan, encontrando soluciones conjuntas, en equipo, marcando estrategias compartidas, poniendo en práctica lo hablado con una conducta ejemplarizante.
Pongamos un ejemplo. Nuestro hijo o hija no quiere salir de casa por el miedo al contagio. Ya nos cuesta mucho que cumpla con la asistencia al centro educativo, casi imposible que salga a dar un paseo, a comprar el pan en una tarde cualquiera o que asista presencialmente a las terapias programadas. Lo hemos hablado con él o ella en varias ocasiones, pero no da su brazo a torcer. Reflexionando sobre la técnica del modelado que hemos aprendido en la terapia familiar, nos damos cuenta de que a nosotros, como padre y/o madre, también nos cuesta salir de casa, evitamos actividades lúdicas o sociales permitidas, sólo salimos para lo imprescindible, lo hacemos todo en una misma salida, vamos corriendo para volver pronto, nos quedamos aturdidos ante la televisión o redes sociales cuando escuchamos los datos de la incidencia de la pandemia, lo comentamos por teléfono con familiares o amigos, alarmados… ¿Qué modelo a imitar estamos ofreciendo?, ¿puede ser que de forma inconsciente estemos reforzando una conducta de nuestros hijos e hijas que queremos evitar?
Puede ser o no. Pero en cualquier caso, para poner en práctica la técnica del modelado, primero nos tenemos que observar a nosotros/as mismos/as, ser conscientes de nuestros pensamientos, emociones y acciones, regularlas y, luego, ya pasaremos a servir de ejemplo positivo ante la adaptación y afrontamiento de la nueva situación sanitaria o cualquier otra situación vital que se nos plantee.
Por este motivo nuestra psicóloga, en la terapia familiar, trabajó junto a la técnica del modelado las estrategias para controlar los pensamientos negativos: primero los propios y luego los de nuestros hijos e hijas, porque todo está ligado, lo que pensamos es lo que hacemos y lo que van a ver, para imitar, nuestros hijos/as. ¿Cómo se puede hacer? Nuestra psicóloga dio unas pistas interesantes:
- Confiar en la capacidad real del ser humano de adaptarse y hacer frente a situaciones de crisis. Como especie, hemos salido de muchas peores, con menos medios y con más dificultades, así que de esta salimos. Además, la capacidad del ser humano para adaptarse a las nuevas situaciones es algo innato, que nos hace crecer, innovar y empoderarnos como individuos, como familia y como sociedad, así que tomemos las crisis como oportunidades de cambio y mejora, no sólo como adversidad. De esto trata la famosa resiliencia.
- Ver la situación como transitoria. Es importante ser conscientes de que la fase pandémica será temporal y tendrá su fin, como en la “gripe española” y saldremos habiendo aprendido nuevas maneras de saber y hacer.
- No pensar constantemente en lo que se ha perdido con las restricciones sanitarias. Valorar el presente, lo que no hemos perdido, incluso lo que hemos ganado valorando las pequeñas cosas de la vida que antes pasaban inadvertidas, y lo que podemos construir para el futuro.
- Darse cuenta de los propios pensamientos negativos, observarlos, reflexionar de dónde vienen, qué los ha motivado, darles la vuelta conscientemente, críticamente, porque no nos sirven para estar mejor ni para transmitir un buen modelo a imitar. Desplazarlos, sin traumatizarnos, por pensamientos de aliento, de todo lo bueno que se tiene, de la transitoriedad de la situación, de lo mucho que se puede aprender, como individuo y como sociedad, reforzar los vínculos sociales sanos con llamadas, vídeollamadas, whatsapps o una tarjeta postal, si es necesario. Hacer cosas nuevas, salir de los automatismos en los que caemos, probar con nuevas actividades, nuevos retos diarios, rescatar aficiones perdidas en el cajón del olvido, proponer nuevos juegos, nuevas dinámicas cotidianas, nuevo reparto de tareas familiares, una forma nueva de poner la mesa.
- Adaptarse, afrontando y acostumbrándonos a la situación, aprendiendo a vivir con la incertidumbre (que siempre está ahí) y siendo felices con lo que tenemos, lo que hacemos y lo que pensamos.
En la terapia familiar se abordó también la diferencia entre miedo negativo-paralizante y miedo funcional o positivo, que nos hace actuar con precaución y vencer al miedo negativo; cómo vivimos los diferentes tipos de miedo y los efectos que produce en nosotros y en nuestro entorno. En esta situación sanitaria neutralizamos el miedo-paralizante transformándolo en otro miedo, funcional y regulado, que nos incita a tomar las medidas higiénico-sanitarias que nos han recomendado: uso de la mascarilla, distancia social e higiene de manos. Con estos parámetros, bien ejecutados, podemos afrontar la situación sanitaria sin exceso de miedo y generando un entorno de confianza familiar donde nuestros hijos e hijas vayan adaptándose y afrontando nuevos retos. Porque nuestra conducta es importante para modelar la conducta del otro y ahí es donde debe iniciarse la técnica del modelado que os proponemos y que iremos trabajando a lo largo de las terapias semanales.
Os dejamos un breve vídeo de Álex Rovira que esperamos os guste: